Muchas de las parejas que se casarán este 2020 empiezan ahora a imaginar y pensar cómo quieren sus alianzas.
Es el momento de visitar muchos perfiles de Instagram, muchos hashtags, buscar inspiración en bodas en tableros de Pinterest, y sobretodo leer muchos blogs…
Así que, como ya os hicimos un poco partícipes del JuiaBODORRIO, hoy os queremos explicar algún entresijo más del día B. Este mes de febrero hemos preparado una saga de blogs donde os contaremos detalles, secretos, y inspiraciones de las joyas más importantes de nuestro día.
Con este primer capítulo ha llegado el momento de contaros cómo hicimos nuestros anillos de boda…
Primero de todo, partimos de la base que a mi me encanta diseñar, hacer y llevar anillos, pero en el caso de Amadeu era todo lo contrario. Él nunca se había puesto un anillo, ni tampoco ninguna otra joya (jugando al fútbol y tantos otros deportes, yo solo le había visto puesta una pulserita de hilo durante un verano…). Así que para él era muy difícil imaginar cómo le gustaría que fuera su alianza, tampoco sabía si quería una, tenía miedo de no estar cómodo y acabar dejándola siempre en casa…
Con estas inquietudes nos encontramos muchas veces durante las visitas en el Showroom para diseñar alianzas personalizadas, y la gran mayoría de veces son hombres los que no lo ven claro. Por eso nosotros proponemos alternativas como brazaletes, colgantes… Porque llevar puesta una joya con la que no estamos cómodos o cómodas solo hará que acabemos guardándola en un cajón, y eso es una pena… ¡LAS JOYAS HAY QUE LUCIRLAS! Y si son símbolo de amor y del recuerdo de un día tan especial, con más motivo.
Tras varias propuestas, Amadeu decidió darle una oportunidad a las alianzas y aquí empezó otro episodio: ¿cómo las queremos?
A mi el oro amarillo mate me rechifla, pero a él no le van los dorados, el sabía que quería oro blanco, pero no le gustaba la idea de que los dos fueran de metales distintos, así que después de pensarlo y repensarlo accedió a intercambiarnos un trocito de nuestras alianzas.
Su alianza sería de oro blanco con un trocito de oro amarillo de mi alianza, y en la mía habría un trocito de oro blanco de la suya. DATO CURIOSO: Al ponernos a trabajar en el taller, Amadeu vió que quedaba tan bien la combinación que nos pidió que le pusiéramos más parte de oro amarillo de la que había pedido al principio. ¡¡Este chico….!!
Y os decía que ‘nos pidió’ porque esta es la parte más romántica de nuestras alianzas… ¡No las hice yo sola! ¡Las hice con mi abuelo! Él ha sido joyero toda su vida, empezó de aprendiz, barriendo el suelo de un taller y ahora, aunque hace años que ya no se dedica, sé que le hace sentirse muy orgulloso que yo me dedique a lo mismo que él. Siempre me pregunta que estoy haciendo, en que trabajo, si lo que llevo puesto lo he hecho yo, si me puede ayudar en algo…
Nuestra manera de decir a la familia que nos casábamos fue diferente para cada uno, y a mí abuelo le escribimos una carta pidiéndole que me ayudara hacer nuestras alianzas. Así que lo trajimos al taller y juntos empezamos a serrar, limar, soldar, picar, pulir… (también me riñó un poco por como cojo las herramientas, y alguna que otra manía mía…) ¡¡pero fué el regalo más bonito que pudieron hacernos, ya que mi abuela también vino para no perderse nada de lo que hiciéramos o contáramos!!
Nuestras alianzas son de oro reciclado de antiguas piezas, y eso también las hace especiales y sostenibles, pero aún queda un detalle que no se ve. El grabado. Teníamos claro que nuestras alianzas tendrían grabada la fecha de nuestra boda, también grabamos “JUiA” que es mucho más que nuestra iniciales… Y por último también grabamos una palabra de tres letras que representa un sitio muy especial para nosotros.
Pero como el grabado solo lo vemos nosotros dos, de momento seguirá siendo nuestro secreto…
¿Queréis saber qué otras joyas creamos para el JuiaBODORRIO?
Atención a los dos próximos blogs, que tenemos más y más por contar…
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